Esta cátedra hace hincapié en la importancia de la práctica como estrategia de aprendizaje de la dirección actoral. Dado que el trabajo expresivo de los actores y las actrices es el elemento fundamental de la tarea de la dirección actoral, quien dirige se vuelve responsable del tipo de actuación que recibimos como público, ya sea en una película, una serie televisiva, o cualquier otro contenido audiovisual (emitido vía internet o redes digitales).
Esta cátedra trabaja sobre las técnicas actorales contemporáneas, que combinan métodos y saberes que surgen desde el teatro en el sigo XIX (previo a la aparición del cine) y las nuevas propuestas metodológicas de actores, actrices y directores/as teatrales y audiovisuales contemporáneos.
La tarea de quien dirige, en el vínculo con quien actúa, empieza al elegir a los actores y/o las actrices que integrarán determinada obra/contenido audiovisual. La persona que dirige va a trabajar necesariamente con los elementos propios de la persona que actúa, para encenderlos, seleccionarlos, elegir cuáles resaltar, traducirlos, reorientarlos, y finalmente convertirlos en parte fundamental de su propuesta artística.
Si la dirección actoral está basada en la creación de una obra ficcional, quien dirige trabajará sobre la acción dramática, la intencionalidad, los conflictos, circunstancias, objetivos, construcción del personaje, etc.
Si la dirección actoral está basada en la creación de un contenido de no ficción, se trabajará sobre las características actorales necesarias para que ese contenido logre ser transmitido con eficiencia y eficacia (ya sea por el trabajo corporal/vocal necesario, la reflexión sobre el ritmo y los planos de la enunciación, la forma más acertada para dirigirse a un público determinado, etc.).
Para esto es clave el desarrollo de estrategias prácticas y herramientas metodológicas y técnicas, para poder pedir lo que cada obra/contenido audiovisual necesita, convirtiendo esa solicitud en un estímulo sensible para quien actúa.
En función de que un actor/una actriz o cualquier persona que conduzca determinado contenido audiovisual a la vista de un público pueda incorporar esas indicaciones fluidamente; la persona que dirige necesita comunicar contenidos, significados y todo aquello que acreciente sus posibilidades expresivas, creativas y comunicativas para que despliegue una actuación potente y adecuada.
Cabe señalar que la enseñanza de la dirección actoral implica una tarea pedagógica delicada de trasposición, ya que los y las estudiantes-directores/productores ejercen la práctica de la dirección actoral que al mismo tiempo están aprendiendo. Para ello, es importante un acuerdo claro sobre los roles basándonos en un marco de respeto mutuo.